Un concierto íntimo y gratuito se realizó el jueves 9 de mayo en el Aula Magna UCT, en el marco de las presentaciones “Canción de Arte”, donde Andrés Silva, pianista chileno oriundo de Temuco, en conjunto a Melisa Gómez, cantante lírica y una figura en la escena musical chilena, dieron vida a un interesante repertorio de exponentes internacionales como Mahler, Barber y Ravel.
La música lírica tiene un poderoso atractivo que trasciende las notas y las palabras, al tener la capacidad de expresar emociones profundas de una manera única, melodías emotivas que pueden resonar y transmitir la esencia de otros siglos o lugares lejos del territorio.
Con entrada liberada hasta llenar el recinto, la propuesta estuvo enmarcada dentro del ciclo de presentaciones “Canción del Arte”, que comenzó en 2023 y que retoma este año con exponentes nacionales de categoría.
«Estamos preparando este concierto con mucha energía, amor, preparación y estamos a puertas del 9 de mayo, así que estamos contentísimos de poder mostrar este trabajo», señaló Melissa Gómez, cantante soprano del Teatro Municipal de Santiago, quien ha perfeccionado su técnica en Alemania y España.
Su voz fue acompañada en el piano por el intérprete oriundo de La Araucanía Andrés Silva, quien actualmente trabaja en la cátedra de Canto de la Universidad Alberto Hurtado. Ellos deleitaron a las personas asistentes con piezas de tres destacados nombres de la música de orquesta: “Des Knaben Wundernhorn” del austriáco Gustav Mahler; ”Cuatro Canciones OP. 13” del norteamericano Samuel Barber; y “Cinco Melodías Populares Griegas” del francés Maurice Ravel.
“Lo lindo y lo particular de este concierto y de esta propuesta es que esta música la verdad es que no se hace muy a menudo. Es bastante complejo montarla porque requiere muchísima preparación, mucho trabajo, muchísimo ensayo”, señala el pianista, destacando que la puesta en escena requiere de un fiato importante para lograr una interpretación correcta.
Invitación a nuevos públicos
Las piezas que sonaron en el Aula Magna UCT gozan de sensibilidad armónica y una conexión profunda entre música y poesía. Independientemente de los años o si son ampliamente conocidas por el público de la ciudad, los artistas son enfáticos al decir que solo se requiere abrir los sentidos para disfrutar de este canto: “Con el espectador no hay un muro. Andrés y yo somos un canal en el fondo para que la persona pueda recibir esta música. Para mí esto es lo más lindo y lo más desafiante a la vez, pero bellísimo”, dice la soprano Gómez.
A ello, la cantante invita a quienes quieren abrir sus horizontes y conocer otros estilos: “La música no tiene un pre-requisito para poder percibirla. No es necesario que una persona haya escuchado antes Mahler, o haya escuchado antes Ravel. Seguro que lo ha hecho porque a lo mejor no se ha dado cuenta, pero El Bolero de Ravel es una obra absolutamente reconocible. Más allá de eso, no hay un pre-requisito para conectarse con la música”.
A su vez, la música lírica tiene un tinte espiritual, un punto de inflexión frente al resto de otros tipos de propuestas donde el espectador tiene una conexión con atmósferas celestiales. “Antes del lenguaje, estaba el sentimiento de la emoción expresada con una invocación. El canto tiene antecedentes primigenios bastante misteriosos. Estoy convencido que se ha transmitido a través del desarrollo de la música propiamente tal, de los compositores hasta el día de hoy”, complementa el pianista.
Andrés Silva relata que todos los compositores de la tradición clásica han compuesto música para voz cantada, citando nombres de la talla de Mozart, Beethoven, Brahms, Schubert, Schumann, o los que van a oír el 9 de mayo también, como son Mahler, Barber y Ravel, han tomado el canto como punto de partida. “Mahler es un compositor primeramente de canto folclórico y de canto en formato pequeño, que es lo que hacemos nosotros, vale decir voz y acompañamiento pianístico”, ejemplifica.
En cuanto a su rol en el escenario, Silva comenta que el piano siempre ha tenido una importancia fundamental en los compositores.“El piano cumple muchas funciones dentro de la música y en la música vocal siempre está al servicio de la línea melódica y a su vez, la línea melódica está al servicio de la poesía que inspira a los compositores a plasmar esas imágenes en melodías».
Quehacer musical
En relación al concierto, Andrés Silva plantea que ante la vorágine de la cotidianidad, disfrutar de un concierto lírico invita a entrar en un “estado especial de quietud y de recepción”. “No es fácil acallar todas las voces y las preocupaciones cotidianas para poder apreciar algo que se necesita un silencio profundo. Es un trabajo el que se realiza y que uno como público tiene que realizar para poder apreciar ese trabajo”, considera.
Por su parte, Melissa Gómez señala que lo más importante es un rol como intérprete, como quehacer cotidiano, es conectar con el alma y con la emoción de las personas. “Me ayuda a armarme, pero en el momento crucial en el cual uno se entrega, ya no pasa por la cabeza, digamos, pasa por una emoción que conecta con esas personas y esas personas quieren recibirlo. Eso es lo maravilloso y lo mágico del canto de la música en general” .
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